Hay tantos sabores que es difícil elegir sólo uno. Pero son tan caros que tenemos que hacerlo. Cuando se acaba una botella, es fácil caer en la tentación de comprar otra botella, para variar gustos y placeres. ¿Es esto sabio? ¿También es posible variar el perfume de un día para otro, si tienes la suerte de tener varios frascos en casa?
Un perfume se pega a la piel.
Si has encontrado el perfume que más te conviene, no te arriesgues a cambiar y buscar otro. Puede que no lo encuentres.
De hecho, no es tan fácil encontrar un perfume. Si huele bien en la botella, es posible que huela diferente en tu piel. Las moléculas que lo componen se adaptan más o menos bien a ti y, por tanto, el olor que emana puede ser diferente al que oliste en el frasco cuando lo compraste.
También es por esta razón que un perfume que huele bien en uno de tus seres queridos puede no tener el mismo efecto en ti. Cada piel es diferente y los resultados no son los mismos de una persona a otra.
Todas estas razones pueden explicar por qué nos mantenemos fieles a nuestro perfume.
Esto se explica por la genética, pero también por la dieta, los medicamentos, etc.
Adapta tu perfume a la situación
Si tienes varios aromas en tu casa, ¡úsalos! No es necesario terminar uno antes de empezar otro. Por otra parte, no deben superponerse.
Cada perfume es diferente, y todos tienen su razón de ser. Cada uno de ellos está adaptado a una situación particular: encuentro romántico, encuentro profesional, comida familiar o para la vida cotidiana.
Un perfume también está vinculado a una estación. Hay algunos que son especialmente indicados para el invierno, como los que llevan especias o caramelo. Por el contrario, aquellas con flores o cítricos son adecuadas en épocas calurosas.
Por tanto, es útil tener varios perfumes y variarlos.