Las emisiones generadas por el transporte en Europa siguen aumentando, mientras que la movilidad eléctrica lucha por despegar. Los principales obstáculos a la difusión de la movilidad eléctrica son el número limitado de baterías en el mercado y el subdesarrollo de la infraestructura.
La transición de la UE hacia una sociedad baja en carbono
Los gases de efecto invernadero cayeron un 23% entre 1990 y 2016, según el tercer informe sobre el estado de la Unión de la Energía, que rastrea la transición de la UE hacia una sociedad baja en emisiones de carbono. Sin embargo, no debemos bajar la guardia, porque las emisiones del sector del transporte siguen creciendo mientras que los vehículos eléctricos siguen representando un nicho de mercado.
Promover la electrificación del transporte público presenta ciertos desafíos: una mayor autonomía significa baterías más pesadas, que reducen la capacidad de carga de los vehículos y pueden dañar las superficies de las carreteras. Además, en una escala de tiempo más larga, el marco de recarga tiende a estrecharse.
Planes europeos de movilidad
Uno de los planes de movilidad eléctrica más avanzados de Europa está en marcha en Nottingham, Reino Unido, apoyado por el proyecto europeo REMOURBAN. Entre las iniciativas, la ciudad ha establecido una flota de 58 autobuses totalmente eléctricos. La mayoría de ellos miden 9,2 metros de largo y tienen capacidad para 43 personas.
Los últimos 13 vehículos adquiridos son de mayor tamaño -12 metros de largo-, tienen mayor autonomía y pueden viajar hasta 18 horas consecutivas. Steve Cornes, gerente senior de proyectos de transporte público del Ayuntamiento de Nottingham, dijo: “Nuestros autobuses normalmente circulan entre las 5 am y las 8:30 pm. La carga se realiza durante un período de cinco horas por la noche, utilizando tarifas locales. “electricidad barata”.
Más autonomía significa baterías más pesadas. Sin embargo, Richard Wellings, director senior de transporte público del Ayuntamiento de Nottingham, explica: “Los autobuses más pesados de nuestra flota equivalen en peso a los tradicionales autobuses de dos pisos que también circulan por la ciudad.
Por lo tanto, no causan más daño a nuestras carreteras o calles locales que estos vehículos.” Desde 2012, los vehículos eléctricos del Ayuntamiento de Nottingham han ahorrado £300.000 (más de €331.000) en combustible y han reducido las emisiones de carbono en al menos 1.050 toneladas.
El proyecto Remourban en España
La ciudad española de Valladolid, que también colabora en el proyecto REMOURBAN, cuenta con una pequeña flota de cinco autobuses híbridos (diésel y eléctricos) de 12 metros de longitud que circulan por la línea eléctrica de 12 kilómetros de longitud. A finales de este año se entregarán otros seis nuevos vehículos híbridos que cubrirán otra ruta. Los autobuses se recargan rápidamente durante el servicio en dos puntos, al inicio y al final del recorrido”, explica José Barriga, director general de Vectia Mobility, empresa fabricante de los vehículos. “Los autobuses cargan 150 kW en 4 minutos. “
Por supuesto, no se trata de vehículos de cero emisiones, pero “este concepto ayuda a reducir el tamaño de la batería y minimiza el coste y la carga de los vehículos, garantizando al mismo tiempo la máxima capacidad de transporte de pasajeros. El peso de la batería de nuestros autobuses es de unos 400 kg, lo que es significativamente menos que las 3 o 4 toneladas necesarias para aquellos con soluciones de carga nocturna”.
La electrificación del transporte privado
Lograr una electrificación exitosa del transporte privado es aún más difícil. En primer lugar por el elevado precio de los coches eléctricos. De hecho, el número de conductores electrónicos está aumentando en países cuyos gobiernos los han apoyado con generosos incentivos y exenciones fiscales.
Movilidad eléctrica en Noruega
El mejor ejemplo es Noruega, donde en 2017 los coches de cero emisiones representaron más del 50% de las ventas de coches nuevos, un récord mundial. Otro problema importante es la baja cobertura de la infraestructura de carga.
“La situación actual muestra niveles muy diferentes de desarrollo de la movilidad eléctrica: más avanzado en los países bálticos, más aceptable en Europa Central, definitivamente insuficiente en los Estados del Sur”, explica Fabio Capocaccia, presidente del Instituto Internacional de las Comunicaciones (IIC). Génova, Italia.