El cambio climático y la biodiversidad en peligro

La fragmentación del hábitat es la principal causa de extinción de especies animales y vegetales en todo el mundo.

La fragmentación se produce cuando un gran ecosistema es transformado por la acción humana en numerosos fragmentos de tamaño reducido, espacialmente aislados unos de otros.

La pérdida de hábitat se manifiesta como una reducción del área total de hábitat disponible para la flora y la fauna.

La pérdida y fragmentación del hábitat son generalmente dos fenómenos correlacionados que pueden ocurrir al mismo tiempo, aumentando así los efectos nocivos sobre el medio ambiente natural. Al igual que la deforestación, la pérdida de biodiversidad es a la vez un causa y consecuencia del calentamiento global quien nos amenaza.

La especie humana tiene una gran responsabilidad

Estos fenómenos están vinculados a un gran número de actividades humanas: la urbanización y la agricultura, que provocan pérdidas importantes de hábitat pero también su degradación debido a la contaminación que generan o incluso la construcción de infraestructuras que inducen a la fragmentación de los hábitats (ejemplo de carreteras que cruzan bosques, carreteras son una barrera para muchas especies). Pero a esto hay que añadir la pesca intensiva, la acuicultura, la silvicultura, los desarrollos turísticos e industriales, la extracción de materiales (como las canteras), y por supuesto el absurdo de la caza… la lista de actividades que causan un impacto es muy larga.

La fragmentación de los entornos naturales afecta a la biodiversidad según 4 mecanismos

  1. El efecto “mecánico” es la destrucción del hábitat por parte del hombre, que se manifiesta, por ejemplo, en la deforestación. Uno de los efectos más rápidos y evidentes de la fragmentación es la eliminación de especies presentes sólo en las partes destruidas del paisaje. También puede causar una pérdida inmediata de especies endémicas del área fragmentada. Esto se puede explicar por la desaparición de un cierto número de elementos, tras la fragmentación necesaria para la supervivencia de estas especies.
  2. Una interrupción de los procesos de dispersión. Las especies que requieren un mosaico de hábitats (presencia de varios hábitats diferentes) para su desarrollo pueden verse abocadas a la extinción si una barrera física separa un hábitat de otros. Además, estas especies pueden estar en peligro cuando la fragmentación provoca la separación de una población grande en varias poblaciones pequeñas que ya no están unidas entre sí y cuyo número ya no es lo suficientemente grande como para tener una población viable. Estas poblaciones no podrán sobrevivir a largo plazo debido a su bajo número, y a la uniformidad genética que esto inducirá, lo que las hará más sensibles a las condiciones externas.
  3. Reducción de la diversidad de hábitat con poblaciones restringidas. La diversidad de hábitat contribuye a la diversidad de especies. En determinados casos, las especies requieren la presencia de una diversidad de hábitats para vivir: un hábitat vinculado a la nidificación, otro a la alimentación, otro a la reproducción, etc. Por tanto, una reducción del potencial de hábitat conducirá a la desaparición de estas especies. Otro factor a considerar es el tamaño de los animales. Una especie grande suele requerir más espacio para sobrevivir que una especie pequeña. La fragmentación de los ambientes provoca la creación de varios fragmentos pequeños, por lo que el ambiente se volverá desfavorable para las especies que requieren grandes espacios.
  4. Un efecto de borde: la proporción que representa el borde en el ecosistema aumenta en caso de fragmentación. Condiciones ecológico En el ecosistema de borde están presentes condiciones específicas en comparación con la zona central: la insolación, el régimen de viento e incluso el régimen de temperatura variarán. Estas diferentes condiciones entre el borde y la zona núcleo inducen la presencia de diferente fauna y flora. Por tanto, el hábitat inicial se verá desnaturalizado debido al aumento del efecto borde, lo que alterará los patrones de diversidad local y la dinámica poblacional. Por tanto, una nueva procesión de especies estará presente en este espacio en detrimento de la del espacio núcleo. Si este último alberga especies endémicas, reducir la superficie del hábitat puede poner en peligro a estas poblaciones y provocar su extinción.

Las especies más sensibles son las primeras afectadas por la fragmentación

Por tanto, una pérdida de hábitat provocará una reducción de la diversidad específica y un cambio en la composición de las comunidades. Estas especies sensibles a la fragmentación son:

  • Especies naturalmente raras que tienen una baja densidad de población o una distribución geográfica limitada.
  • Especies que presentan baja fecundidad o ciclo vital corto.
  • Especie que requiere una gran superficie de hábitat para asegurar la viabilidad de la población a largo plazo.
  • Especies con baja capacidad de dispersión, y que por tanto no podrán alcanzar un hábitat no fragmentado.
  • Especies que necesitan recursos que están presentes de forma impredecible para vivir.
  • Especies que sólo pueden vivir en áreas centrales (y por lo tanto no en áreas de borde) o especies que serán vulnerables a los depredadores presentes en áreas de borde.
  • Especies vulnerables a la explotación humana.

La fragmentación de los hábitats mediante la creación de carreteras también puede favorecer la explotación de especies y, por tanto, su extinción, al hacer accesibles al hombre zonas hasta ahora inaccesibles.